martes, 5 de enero de 2016

63. EL ALIMENTO DE LA PERRA "TINA"



Primeros de mes. Dinerito en el bolsillo... (¿qué os creíais?). Mi hermana la mayor, Eva, me propuso acompañarla al supermercado para hacer una gran compra. Ese era uno de nuestros momentos preferidos, ya que entrábamos a la tienda con una pequeña lista de cosas de primera necesidad y, terminábamos llevando a casa todo tipo de porquerías innecesarias: gelatina Royal, chocolates, galletitas, bollería, donuts, polvos para hacer postres...
Nos adentramos en una zona nueva del establecimiento repleta de comida para mascotas. Y allí estaba aquella cosa: era como una barra de choped, pero más blanda al tacto. Se anunciaba como “El alimento de su perro”, aunque su aspecto era de embutido de los que consumimos las personas...
... Risas arriba y abajo, y decidimos finalmente comprarlo para gastarle una broma a nuestra hermana mediana. En la cola de pagar, nos permitimos la licencia de hacer unos chistes, comentando en voz alta “lo contenta que iba a ponerse nuestra perra Tina” (refiriéndonos a la que sería presa de nuestra burla...).
Llegamos a casa y, mientras guardábamos la mercancía, maquinamos el plan. Quitamos el plástico a la pieza y la cortamos en rodajas anchas que colocamos de manera coqueta en una gran bandeja. Era su textura muy parecida a la del foie gras, oliendo además muy similar. Sobre una
de las rebanadas pegamos bolitas de pimienta negra. La siguiente fue decorada con perejil seco de bote. Otra con unos clavos de especia formando un bonito dibujo... Una a una, distintas todas, hasta convertir aquella comida de perro en una suculenta bandeja de patés...
En la mesa de la cocina, sobre un mantelito mono, pusimos el invento y, a su vera, una gran barra de pan recién hecho...
Nos encontrábamos de espaldas a la repisa de la fuente, ordenando aún el contenido de algunas bolsas en una profunda despensa que abarcaba toda la pared. A todo esto, informaré que a mi hermana la mediana le fastidiaban bastante nuestras bromas, suficiente motivo para gastarle muchas y muy pesadas...
Sonó la llave en la puerta, un portazo, y los pasos de la hambrienta recién llegada caminando hacia nosotras. Nos había dado tal ataque de risa ya, por los nervios, que metimos las cabezas en aquella gran alacena simulando que todavía colocábamos la compra. Era muy importante que no nos viese la cara de guasa, para que no sospechase...
- ¡Mmmmmmmmmmm..., patés!!!!- exclamó eufórica por la emoción al ver el supuesto manjar.
Yo no podía ni hablar de las carcajadas contenidas. Me iba a dar un infarto de aguantar la respiración acelerada. Mi hermana la del “bolondro” cogió aire y, con voz rara por la represión del momento, susurró:
- Sí, son... para comer...- y continuó su risita silenciosa, mirándome de reojo.
La otra seguía a lo suyo:
- ¡Mmmmmmmmmm....! Finas hierbas, paté a la pimienta.... Me voy a hacer una rebanada de cada uno ¡para probarlos todos...!- gritaba con alegría.
Yo me sentía morir por momentos... Las contracciones en el estómago por el aguante, me obligaban a agacharme y empotrar las narices en el cubo de la basura situado en la parte baja del armario. Histéricas las dos del ataque, colocábamos y descolocábamos al azar paquetes de macarrones, bolsas de arroz, cajas de galletas..., haciendo creer a la mediana que estábamos “muy ocupadas” organizando la comida. En ningún momento se percató de nada, estrenando la barra de pan.
Primeramente se untó una tostada de “paté a la pimienta negra”. En un punto en que torcí un poco la cabeza con disimulo, vi que le había dado el primer bocado, por lo que tuve que hacer el esfuerzo sobrehumano más grande del día para que mi respiración entrecortada no dejara escapar una risotada. Soporté toda la sangre de mi cuerpo concentrada en la cabeza -la faz de mi hermana la del bolondro se tornó azulada por tanta vena hinchada, y supuse que la mía estaría parecida y un dolor ya inaguantable puso dura la parte media de mi barriga...
La otra seguía a lo suyo, si bien, no había parado en ningún instante. Ya no escuchábamos el “mmmmmmmm...”, pero tampoco se oyó lo contrario...
Una caja de leche allí, un paquetito de garbanzos allá... proseguimos con las ubicaciones, haciendo cada vez más ruido para que no se escuchasen nuestros jadeos por encima de su sonoro “masticar”...
La segunda tostada que se preparó fue la de “finas hierbas”, y sólo entonces el silencio de la cocina se rompió:
- Oye, ¿ésto está bueno...?-
Las carcajadas ampliadas por el eco de la despensa debieron escucharse entonces hasta en el piso de abajo. Caímos al suelo con lágrimas en los ojos, los estómagos apretados por el tormento pasado, ante una hermana mediana que nos observaba muy seria sin comprender aún lo que estaba pasando, y a medio camino del famoso “tic” del labio superior...
-¡Es comida de perroooooooooo...!- gritó la del bolondro sin dejar de reír y pataleando por las contracciones...
Con su trozo de pan con paté aun en la boca sin tragar, se levantó la otra pobre, marchó al lavabo, vomitó, nos llamó imbéciles, y nos retiró el saludo por bastantes días... No se fió de nuestras comidas en meses, y sospecho que hoy -trece años más tarde- aún nos la tiene guardada...
No aconsejo a nadie que practique en familia esta broma, aunque reconozco que me divertí como nunca... Hoy sé que el universo tiene un efecto rebote, y que lo que se siembra se recoge (y vaya si lo recogí tiempo después) (la semana que viene lo cuento....xD), pero es que aquel día no sé en lo que estaba pensando,de verdad... je...
pd. mi hermana "la del bolondro" es Eva. Algún día contaré cómo se ganó ese mote, relacionado con su faceta de cocinera en momentos de ruina ruinosa...)

11 comentarios:

Anónimo dijo...

Dios mio, lo que me he podido reir... tu hermana y tú sois crueles, muy crueles xD creo que a partir de ahora comeré paté solo si está sin abrir xDDD

un beso

REVUELTA dijo...

!Qué bueno! Habeis sido las pioneras de la comida que nos tocará comer en el futuro, jejeee.
Un beso

siouxie dijo...

Ayns, esas cosas se les hace a un ex novio, ¿pero a una hermanísimaaaaa?. Ay qué chicas más malérrimas! :P

Tania dijo...

pero que malas maliiisimas!!
jajajaja...divcertido es, pero para la pobre que se los comió....
estas loquilla niña!
me divierto mucho leyendote!

besiicos perrunos!

;)

Adela Abós dijo...

Lo reconozco... me he reído y mucho... pero he de decirte muy seriamente que sois un par de brujas... jajaja...

Chi dijo...

Lo que me faltaba...así nunca se va a asentar mi estóamgo, Rakel

Chi dijo...

estómago ¬¬

Anónimo dijo...

Curioso, entre ayer y hoy me he leido un libro llamdo "como convertirse en un hijo de puta" pero creo que bromas de este tipo no traia.

Fuisteis crueles, eh?

xD

Anónimo dijo...

Sí, si ya te digo que reírme me he reído muchísimo, pero es que es normal, eres todo un peligro jaja
Aún así es lógico que te arrepientas, pero ese momento de perversa genialidad no te lo quita nadie

koko dijo...

que perras!!

Tenblog dijo...

jajajajajaaaaaaaa
que cabronas!!!!
jajajajaaja