miércoles, 11 de agosto de 2010

105. NUNCA más comeré una tapa de ensaladilla


He de confesar que, aun siendo vegetariana, las croquetas de mi madre no entran en mi lista de alimentos prohibidos. Y he de confesar también que, últimamente, el cuerpo me pide ensaladilla rusa. Aunque tenga atún, qué le voy a hacer...

La cosa es que el otro día, después de un largo día de calle y faenas, mi chico me propuso tomar una tapa en un bar.
Por motivos que imaginaréis, no pienso dar nombres, aunque debería, pero soy también camarera y tengo un pacto de honor con el gremio.

A mi el rollo tapas, como que paso, me gusta comer en casa, pero por hacer feliz a mi chico, pues accedí a su invitación. Y como tengo esa suerte de que siempre me toca el vaso sucio, el pelo, la uña, la pestaña, el párpado y diversas cosas extrañas en mis paseos a bares de tapas, hice un super esfuerzo en no fijarme en detalles pa tener la velada tranquila no agobiar a mi maromo que tan sonriente me había hecho tal proposición.

-Venga chica, solo un refresquito y una tapilla y seguimos con lo que tenemos que hacer.
-ok, vale...
-Vamos a ese bar, que "ponen muy bien de comer"...

...El bar en cuestión se titulaba "marisquería X", aunque el escaparate estaba pelao, eso sí, "comío" de mierda el cristal de arriba a abajo.
No quise decir nada, pero, mala cosa. Si la primera impresión es chunga, no puedo evitar imaginar...

Cuando salió el camarero, blaaaanco como una pared, sudoroso, con unas cejas de dos dedos de grosor y unos pelos que le salían del pecho kilométricos, tampoco quise hacer comentario alguno. Más que nada porque el rollo super-pelos me recordaba a una vez que me senté con mi hermana a una cocacola y el mantel estaba llenito de pelos como de brazo (espero). Y eso, que siempre he pensado que camarero-peludo-que-sirve-comidas es igual a pelo en el plato. Sé que es un prejuicio tonto, pero a ver, qué le hago...

La cosa es que mi chico pidió dos refrescos, una tapa de ensaladilla para mi y una de salpicón para él.
Cuando llegaron las cocacolas, mi filtro de los ojos rápidamente advirtió un momentito-costra por el filo de mi vaso. Varios, para ser más exacta.
No quise aguar la fiesta y con la uña rasqué hasta que salió todo aquello, con disimulo extremo, pero dándome cuenta que el vaso tenía miles de huellas, cosas, churretes... aaarrg...

Pero callé y, tragando saliva, eché el refresquito en su recipiente dándome cuenta de nuevo de que el limón era, como mínimo, de ayer. Y probablemente conservado durante la noche en agua, por lo blandurria que estaba la piel... (ésto de ser camarera a veces es odioso).
El hombre, antes de colocar los vasos, pasó una balleta de esas que tienen pizquitos de otra mesa, dejando la nuestra llenita de migas, averigua de qué, de cuándo y de dónde...

Odié tener tanta imaginación, pero mantuve mi sonrisa intacta...

De repente aparece con una cesta de palillos de pan y, puestos a imaginar, sospeché que serían restos de otros comensales mezclados con pan nuevo...
Y es entonces cuando tropezó con algo, y toooodos los palillos se cayeron por la mesa, a lo que rápidamente mi chico y yo gritamos:
-Naaaada, no pasa nada, tranquilo, no te preocupes...

Ni corto ni perezoso, el camarero de las cejas como bigotes agarró la "carta de tapas" (que tenía mucha porquería y estaba más pegajosa que el cristal del escaparate) y, a modo de pala, introdujo los palillos que pudo en la cesta (llenos de migas pegadas "de otros" de las que espolvoreó cuando pasó la balleta), y los que se le resistían, los terminó de meter con unas manos enooormes y arrugadas en los dedos de la humedad de las miles de balletas llenas de migas que había usado aquel día.
Y lo peor; no hacía ésto para llevársela y traer otra. Lo hizo para dejarla en la mesa. Pa nosotros.

Yo miré a mi chico y sonreí... pero esquivé la mirada antes de que fuese él el que rompiera el encanto del descanso.

Cuando trajo las tapas intenté relajarme y olvidar. La ensaladilla tenía muy buena pinta, de esas caseras medio hechas puré.
Así que, sin mirar el tenedor (por si me encontraba un grano de arroz de paella o restos de yema de huevo) (cosa que me ha pasado ya), pues la probé.

Socorro... Tenía un sabor extraño. Un ingrediente raro que me sonaba a algo pero no sabía ponerle nombre.
Mi chico la probó y, antes de que dijera nada, dije:
-hmmm... tiene... algo... no sé... Me suena el sabor pero...
-Es verdad, tiene algo "raro"...

Palabra clave: RARO.
Me encantó. Que mi chico calificase el sabor como RARO abría la veda de la crítica, pero aun así quise dejar la fiesta en paz. Y aunque por educación yo me como todo en los bares (he sido capaz de guardarme unas croquetas en el bolso por estar saladísimas, por el corte de que me pregunte la cocinera el motivo de dejármelas enteras), y aunque el plato era enano y la tapa pequeña, no pude terminar mi ensaladilla.

Ese sabor... ese sabor... hmmmmmm... qué era? a qué me sonaba?

Mi chico se terminó su plato, que tampoco estaba demasiado bueno -dijo- y nos fuimos de allí.
Durante toda la tarde estuve con ese sabor en mi boca, intentando revivir el momento en que YA lo había probado u olido... pero nada.
Por la noche, con dolor de barriga los dos como de empacho -cosa extraña porque apenas habíamos comido más que "la tapa" aquella- me vino a la mente una escena de hace años.
Socorro...

Mi madre me había regalado una compra navideña que, entre otras cosas, contenía una lata de atún de kilo. Como solo mi chico comía atún, pues la lata pasó tiempecito en la nevera abierta.
Yo, convencida de que el atún en aceite no se pone malo, la mantuve ahí sin inspeccionarla nunca.
Y un día fui a echarle un bocadillo y...
-Oye... el atún se pone malo?-pregunté.
-Que yo sepa no... por?- me contestó mi chico.
-No sé... huele- y se lo acerqué a la nariz...

ERA ESE OLOR. ATÚN MALO. ATÚN PODRIDO. ATÚN DESCOMPUESTO. ME CAGO EN LA ENSALADILLA...

16 comentarios:

Blogadicta dijo...

Mira, de lo que nos hemos llegado a reir mi novio y yo, me ha entrado un ataque de esos histericos que no puedo dejar de reir y llorar jajajajja dios mio, ke me va a dar un jamacuco. Y porque no te he contado el bar donde yo era cocinera, ke sino mueres directamente.

Win dijo...

Si vienes a Córdoba no olvides preguntarme que te digo el sitio...jajaja

Endless dijo...

Mira que soy maniática con este tema, pero tengo la suerte de que cuando voy a un restaurante nunca me fijo en el plato a ver si hay pelos o algo (aunque más de una vez me he encontrado algo xD) pero gracias a tu post me fijaré en TODO la próxima vez que vaya a algún sitio xD.

Buen relato, me has hecho reír ^^

¡Saludos!

Paco dijo...

Tienes más paciencia que un santo, porque con todos los detalles que comentas, lo raro es que no acabaseis en el Reina Sofia.
Por cierto, dime el nombre del bareto en cuestión, que siendo Cordobes, tu consejo me evitaría males mayores. ;-).

Ángel Iván dijo...

Como método adelgazante no tiene precio, pero irse por la patilla no es la mejor manera de mantener el tipito.
Como yo soy muy obediente, desde mi más tierna infancia -que todavía me dura- nada de albóndigas ni croquetas (dígase en todas las variantes imaginables, concretas, cocretas, kocretas, etc), cosas con mayonesa o que hayan pasado por un "fuego" purificador y así me va, que no huelo los mejillones desde hace años.
No te digo que me ha hecho mucha gracia porque os estoy imaginando a ti y tu chico amarraos a quicio de la puerta del WC y eso sólo es gracioso en "humor amarillo".
Tienes un blog guapísimo.
Saludetes desde los madriles.

Anónimo dijo...

el dia que veais correr a las ratas por encima de las cajas de los cubiertos, que luego fueron usados en un banquete de bodas esa misma noche, en el que yo tambien estaba invitado...escuchad bien..
ese dia...descubrireis la verdadera esencia del asco en su grado maximo...

...Pablooo..no comes nada!!...
¿no te gusta el pescado?...
...prueba el solomillo!!!,decian...

.....el horror.....

Anónimo dijo...

...solo dire que esta escena ocurrio´en un muy afamado restaurante de Cordoba capital,de el que no puedo dar nombre hasta que no encuentre otro trabajo..
POR EL AMOR DE UN DIOS y cualquiera me vale..SACADME DE AQUI!!

Win dijo...

Intercambio de información por privado YA!

Anónimo dijo...

madre mía sois tod@s un@s bendit@s!
Win ké cositas te pasan...eres la diosa santa paciencia reencarnada en pelirroja!

Manuel 611 dijo...

La ensaladilla rusa es lo que tiene, que es muy traicionera.
Un saludo.

tetra freak dijo...

El final me lo imagine más con una UÑA que con atún caducado, aun así es un buen final.
Jajajaja

Anita dijo...

Jaja!!! A mí también me pasó algo parecido, también en un bar de Córdoba, con una camarera que tenía el pelo super grasiento que se le veía desde lejos, vaya, y no paraba de rascarse la cabeza. Nos sirvió una tapa de salmorejo, si se puede llamar así a aquello, y otra de ensaladilla rusa con UN PELO, medio negro (de su raíz) y medio rubio pollo, que yo inconscientemente enrollé en mi tenedor tipo spaguetti, y claro cuando yo miré aquello detenidamente... mi imaginación no conoce límites, y tuve que levantarme e irme, jaja. Un saludo guapaaa!!!

Toñi Sempere dijo...

Vamos a ver... como es posible que siendo del gremio.. pidáis tu chico y tú las únicas dos cosas que no se deben de pedir en un bar...
ENSALADILLA, Y SALPICÓN !!!

por dios... aún tuvísteis suerte de que el salpicón no estuviese fermentado!!

Hace poco , en las fiestas, estaba todo petao de gente, y encontramos un bar.. que sospechosamente tenia mesas libres, pero el hambre apretaba y nos sentamos.La tapita se llamaba...
En un cartel ponia..."cocinero español"
CUando vi a los camareros, todos chinos, comprendí el porqué del letrero.
Como tu dices, veia la mierda a pesar de no querer verla, pero la mierda venia a mis ojos.. joder que mal rato.
No sabíamos que pedir, y otra imprudencia como la tuya, pedimos dos bocatas de tortilla.
La calentaron sobre la plancha.
La de mi marido sabía a morcilla de cebolla y la mia a lomo adobado, no quiero ni imaginar la mierda que tendria la plancha

en fin...


besos!!

Unknown dijo...

Pasaba por aqui y ...aysss que dolor de estomago!
Saludos desde los Pirineos!

alecu dijo...

"Para no tirarla" me comí toda una porción de tarta de manzana que tenía también un gusto "raro". Y después de la descompostura con mareos que me agarró, creo que nunca más voy a comer nada que al primer bocado tenga gusto "raro"!

Doña Winchester, un abrazo desde Buenos Aires!

Christian dijo...

Ha habido un momento en el que me he tapado los ojos y he dejado de leer del asco profundo que me estaba entrando, ¡ha sido todo muy gráfico! Yo no habría pasado del primer asalto. Habría preferido no pedirme nada.

¿Conoces la canción "El bar Rambo" de Riki López? Pues describe muy bien a quien podría ser Rambo, el camarero que os atendió hace 3 años.