martes, 5 de enero de 2016

29. MOMENTO "UÑA"


Dicen que, cuando en tu vida se repite la misma situación (o parecida) muchas veces, es porque el Universo te está haciendo señales para que te des cuenta de algo. Si te han despedido en todos los empleos, tus proyectos suelen arruinarse, tienes una imán para emparejarte con el mismo perfil de persona que no te trata bien, las peleas con tus amigos suelen tener como motivo el mismo defecto en tu carácter... es que está saltando la alarma.


En fin, que yo tengo entendido que a partir de la segunda o tercera vez que notas que reincide en tu vida una misma película, has de hacer un examen de conciencia para descubrir qué aspecto de ti debes cambiar para que no vuelvas a sentirte como el del “día de la marmota”...
De un tiempo atrás, intento aprender de lo que acabo de contar. He intentado quererme más, para rodearme de amigos que también lo hagan. Molesto lo imprescindible, y así me dejan más tranquila, Me respeto, para poder atraer gente que actúe igual. Creo en mis sueños, y noto que se van cumpliendo más rápidamente que antes...
Lo que voy a contar ahora trata una de esas situaciones de mi vida que se ha ido repitiendo, pero por más exámenes de conciencia que hago, no parece que consiga descifrar el mensaje que el universo trae para mí. No sé qué debo cambiar en mi vida para que no se suceda más... Estoy desesperada...


... Si una persona española es secuestrada en un avión -volviendo de la India- por terroristas talibanes (yo conozco a dos), la eventualidad de que vuelva a pasar es microscópica, pero... ¿Y SI UNA PERSONA -yo misma- SE ENCUENTRA UNA “UÑA” EN LA COMIDA? ¿QUÉ PROBABILIDAD TIENE DE QUE SE REPITA DICHA ANÉCDOTA? y lo que es peor, ¿CUÁL ES EL DICHOSO MENSAJE QUE EL UNIVERSO ME QUISO DAR AL INSISTIR -hasta 4 veces en pocos años- EN EL TEMA?

...Todo comenzó con unas veinte primaveras, la mañana en que fui a ver a mi madre para desayunar con ella... Olía a tostadas toda su casa. Me ofreció rauda una, al entrar al salón. Sacó una lata de foie-gras sin abrir -de las pocas cosas animales que aún comía- para que acompañase el pan.
Levanté su tapa negra, y arranqué con el “abre-fácil” la posterior lámina metálica sin ninguna “facilidad” (que no sé por qué llaman así a ese tipo de apertura de latas, si cuesta un huevo quitarlo). Estrené el paté untando un gran pegote en mi tostada. Mmmmmmmmm.... El primer bocado me supo a gloria... Noté en mi boca entonces -entre la bola masticada- algo pequeño y durito. Cuando te ocurre esto al comer, o bien te lo tragas sin darle importancia, o lo extraes de la boca para comprobar su origen, ¿no?. Pues bien, mi curiosidad me pudo. Aunque pensé que sería algo duro del pan, al ver que no había manera de seccionarlo con los dientes, lo saqué con disimulo y... no podía ser real. ¡Era una uña!!! Veloz, estiré las manos, para comprobar que no era mía... ¡qué asco! ¡yo las tenía todas perfectas!. ¡Le corten la cabeza al guarro que se arrancó semejante porquería trabajando en la fábrica de foie-gras!!! Además, era de esas uñas cuadradas, de reprimido -por el tamaño era de hombre- que no se las corta, y que cuando ya se parecen a las de Carmen de Mairena, le las arranca con la mano... Ni que decir tiene que no me tragué la bola de mi boca, y que troté los 100 metros lisos, dirección a la basura, con la tostada, la uña y la lata de paté... Vomito al recordarlo...

...Dos años más tarde, en una tasca famosa por su “salmorejo Cordobés”, mi acompañante pidió, entre otras, esa tapa para comer... Yo no tenía hambre (o me daba vergüenza, no recuerdo...) y, tras varias negaciones por mi parte -ante su insistencia en que lo probara- decidí catar tan suculento manjar de mi tierra... cuando esa cosa “durita y pequeña” hizo su aparición entre mi lengua y el paladar...
-No puede ser nada malo -pensé- pero voy a ver qué coño es esto...-.
La uña que descubrí era, en esta ocasión, perteneciente a una persona de las que se las roen hasta la saciedad. Yo, que en mi infancia me dedicaba a ello, recuerdo el instante de querer arrancar de mis dedos “una tirilla más”. Lo que te arrancabas era un hilillo de menos de 1 mm y, desigual, por los muchos cortes que tenías que hacer con los dientes para conseguirlo. Vale, yo lo hacía, y muy feo está, pero ...¡no trabajaba en un bar de tapas y, mucho menos, lo escupía sin mirar en la fuente de salmorejo!!!.
Los 100 metros lisos los hice ahora para ver qué camarero o camarera tenía sus dedos como muñones. Averigüé que dos personas de la plantilla se mordían las uñas, y deseé que al menos fuese -la saboreada por mi- de la chica, porque el otro daba su poquito de asco... ¡Le rebanen los sesos al puerco que lo hizo!!!.

La tercera ocasión fue en Ibiza. Una noche de esas que entrábamos una hora más tarde a trabajar, invitamos a unos cuantos compañeros a cenar en casa. Preparé una gran sopa de verduras con cus-cus integral, pues comíamos durante el verano fatal y no venía nada mal algo caliente en nuestros estómagos. Vacié la bolsa de bolitas de pasta en la olla, y me pareció ver algo así como un “palito” caer. Supuse que eran varios granos de cus-cus pegados y no le di más importancia. Serví una infinidad de tazones de caldo para mis invitados, dejando para el final el mío. Tuve de nuevo la impresión de que aquel “palito” flotaba en el cazo, pero lo perdí de vista al verter el líquido en mi recipiente. Y... ¡toma ya!. ¡En mi boca descubrí el “pizco”, que, para variar, era otra uña!!!. Quizás me fijo mucho en las cosas, no sé, pero no daba crédito a volver a vivir esa experiencia en mi boca. Bien es sabido que soy experta en encontrar cosas como: una espina -en un restaurante- comiendo carne, un hueso de aceituna degustando un pescado, e incluso una vez que me atreví a probar un pedazo de un plato de “careta de cerdo” me tocó el párpado de arriba -pestañas incluidas-, pero esto ya clamaba al cielo... ¿Qué pasa, que no hay nadie más en el mundo?. En toda mi vida nunca había escuchado a alguien que me contase que le hubiera sucedido algo así, y yo iba ya por la tercera pezuña humana...
La noche en que, comiendo un puré de espárragos de sobre, volví a toparme con otra repugnante uña, hice un largo y detallado examen de conciencia. El universo no podía estar dándome pistas así de algo erróneo en mi vida, porque... (miré al cielo):
-¿qué puedo cambiar de mi persona para evitar comerme las uñas de nadie?. ¿Qué puede querer indicarme mi ángel de la guarda con semejante cerdada? ¿que me las corte? -las llevo perfectamente rasuradas- ¿que me las limpie? -las conservo impecables y esmaltadas siempre-...
El universo me estaba dando una recado que yo debía proclamar al mundo entero. Me sentí como al que se aparece la virgen María con un aviso de paz y, se hace pastor, para que los hombres conozcan su misiva de que hemos de ser bondadosos...
...Y por eso hoy, estoy escribiendo éste capítulo. Aprovecho mi libro para difundir entre los humanos este mensaje que he recibido de las alturas... Portadora soy de un don, sin desearlo siquiera, tocándome ser enlace entre lo divino y lo terrenal... Ahí va, para que lo llevéis presente:
-”O YO TENGO MUY MALA SUERTE, O SOY QUIZÁS MUY OBSERVADORA... U OS ESTÁIS HARTANDO DE COMER UÑAS TODOS VOSOTROS Y NO OS ENTERÁIS...”.

(extraído de historias de mi adolescencia)

3 comentarios:

siouxie dijo...

Ay keajko podió!. Se me está engollipando el café con magdalenas. Comprendo que te hayas hecho vegetariana tía. Y a partir de ahora escudriñaré cada porción de "tapita de taberna" esté en la taberna que esté, en el lugar del mapa que esté, y cada lata que abra, cada paquete de cuscús (que no he preparado aún nunca), y cada "todo" que se me acerque, !!"Pues no soy nadie yo pa las uñas y pa la higiene toa!

Un besito higiénico, chata :)

Anónimo dijo...

Me encanta este capítulo.......ME ENCANTA!

Cybernapya dijo...

Gracias por hacerme reir, Rakel... No sabes cuánto me hacen estos momentos en mi vida... Besos